CÙCUTA AYER Y HOY

Àlvaro Antonio Claro Claro

En mayo de 1875, a causa del terremoto que estremeció el oriente del país, la ciudad de Cúcuta y las poblaciones que estaban en un radio de 80 kilómetros, en menos de un minuto, quedaron reducidas a una espesa nube de polvo y a montañas de escombros.

Revisando algunas fotografías de principios del siglo XX en un álbum que reposa en la Biblioteca del Banco de la República, dedicado a conmemorar el primer centenario de la muerte de Francisco de Paula Santander, se puede apreciar que el proceso de reconstrucción fue rápido y dinamizó el liderazgo económico y productivo de este territorio; mientras en otras regiones del país, las energías se consumían en atender guerras civiles, los cucuteños se dedicaron a planear, organizar y rehacer la ciudad.

La ola de la industrialización se apoderó de los moradores del valle de cucuta. El ferrocarril de Cúcuta fue pionero como medio de transporte para sacar a puerto la producción de café, tabaco, cacao y para importar bienes de consumo (fue el reemplazo de la mula que cruzaba la cordillera y de apoyo a los bongos que remontaban el rio Zulia para buscar salida al mundo por el lago de Maracaibo). La fábrica de hilados y textiles de Don Pedro F. Lara inició la revolución textil en Colombia. Surge también la industria cervecera (La Cucuteña y Santander; mientras nuestros vecinos brindaban con chicha y guarapo, los cucuteños ya consumían una bebida muy bien elaborada e higiénica). La bombilla eléctrica, invento de Thomas Alba Edison, ya iluminaba las casas de la ciudad cuando en el resto del país se seguía usando las velas de cebo para tal fin. Por esa época, Cúcuta no expresaba sus deseos de figuración política, sus ciudadanos estaban interesados en el comercio y la creación de empresas.

Era una ciudad tranquila y llena de esperanza (al caer la tarde eran comunes las tertulias con los amigos y la familia en la calle, al frente de las casas). Había trabajo, todos tenían un oficio, se generaban buenos ingresos y se notaba la prosperidad. 

A mediados del siglo XX, empiezan los remesones y la pujanza de Cúcuta empieza a declinar. La juventud de esta época solo se preocupa por engancharse en la petrolera (abandonando su vocación industrial), a montar puestos callejeros para aprovechar la demanda de visitantes venezolanos que en ese momento adquieren una enorme capacidad de compra o a pasar café de contrabando por las trochas de Ragonvalia. En febrero de 1983 se produce un nuevo sacudón.

El precio del bolívar sufre una fuerte devaluación; de 17 pesos baja a 7 pesos de un día para otro, comienza una gran crisis económica en la ciudad que depende en más de un 80% de la fluctuación de la moneda venezolana. Finalmente, la mayor sacudida, con visos de tsunami, se produce con el cierre de fronteras y con la enorme migración que genera el caos político de Venezuela. Se rebosaron los límites de aguante de la ciudad. El desempleo, la inseguridad, la invasión de los espacios, el narcotráfico, el desabastecimiento de productos, la crisis sanitaria y un alto número de homicidios son los graves indicadores de la actual situación.

Ya es obligatorio mantenerse alerta dentro de la casa o en cualquier lugar, no se puede contestar el celular en la calle por temor a un raponazo o a un atraco; no se puede caminar por determinadas zonas en horas de la noche, no se le puede colaborar a un extraño en dificultades ya que se expone a un secuestro, un asalto o una burundanguiada.

Transportarse en su propio vehículo se convirtió en un viacrucis: en cada semáforo aparecen cinco vendedores, tres músicos, dos inválidos y seis lavadores de parabrisas; si baja el vidrio lo roban; si no colabora con efectivo lo insultan, le rayan el carro o en el peor de los casos le rompen el vidrio. Ni mencionar los peligros de arrendar habitaciones o dar trabajo a desconocidos.

Y aquí es donde vale la pena preguntar: ¿Qué pasó con la clase dirigente? ¿Están los responsables del manejo de la ciudad buscando soluciones efectivas al problema?... o siguen atrincherados en sus vistosos lemas de campaña “Si se puede progresar”, “Hagamos de Cúcuta una gran empresa”, “Firmes con Cúcuta” “Ciudadanos por el cambio” para elegirse o elegir a sus amigos mientras sus ciudadanos la seguirán viendo negra para sobrevivir.  

Referencias Del antiguo Cúcuta. Luis Febres Cordero

Homenaje a la memoria del general Francisco de Paula Santander en el centenario de su fallecimiento Mayo 6 de 1940 (Álbum de fotografías)

http://cronicasdecucuta.blogspot.com/2011/10/51-cucutaprimeras-decadas-del-siglo-xx.html

https://www.laopinion.com.co/opinion#OP

https://www.elespectador.com/noticias/nacional/migracion-de-venezolanos-es-el-problema-mas-serio-de-colombia-santos-articulo-739948